Tras conocerse un informe que indica que más de 550.000 tucumanos -uno de cada tres- dependen de la asistencia alimentaria estatal, el ministro de Desarrollo Social, Federico Masso, abordó la situación de la provincia. “Se habla de destruir el Estado, pero es el único igualador de oportunidades”, afirmó a LA GACETA.

Masso explicó que desde octubre de 2023, el gobierno provincial emprendió un ambicioso plan para mejorar no solo la cobertura sino también la calidad de los alimentos destinados a niños, adolescentes y adultos mayores. 

“Pasamos de un enfoque que privilegiaba los carbohidratos a uno que reincorpora proteínas verdaderas en la dieta. Hoy, más de 304.000 estudiantes reciben alimentos en escuelas con menús más nutritivos, y también lo hacemos en cocinas comunitarias y centros infantiles”.

Uno de los cambios clave fue la eliminación del aporte económico que se pedía a las personas que retiraban comida en cocinas comunitarias. “Desde diciembre del 2023 asumimos el costo de los alimentos frescos y no perecederos, para que nadie tenga que pagar por un plato de comida. Porque sabemos que el poder adquisitivo ha caído de manera brutal”, explicó el ministro.

Además, destacó el fortalecimiento de otros programas como el destinado a personas con celiaquía, que aumentó su padrón de 1.070 a 1.244 beneficiarios con un aporte de $70.000 mensuales, monto necesario para adquirir productos sin Tacc.

Federico Masso.

Masso enfatizó que Tucumán ha tenido que rediseñar su política alimentaria sin apoyo del gobierno nacional. “La Nación se ha desembarazado del tema. Desde octubre venimos sosteniendo la ayuda con recursos propios, trabajando con organizaciones civiles y mejorando nuestros programas colectivos”, dijo, y aseguró que los fondos están asegurados hasta fin de año, pese a la caída de la coparticipación y el consumo.

Consultado sobre los adultos mayores, el funcionario admitió que la situación es crítica. “Hoy, el 20% de quienes asisten a cocinas comunitarias son abuelos. Habilitamos a los comedores para que también los incluyan. No podemos negarles un plato de comida”, manifestó, y adelantó que se trabaja en una política específica junto a centros de jubilados.

Respecto a la sostenibilidad del sistema, fue claro: “Esta es una Argentina que produce alimentos para 400 millones de personas. Que 550.000 tucumanos coman gracias al Estado muestra que hay una falla estructural. Es un debate de modelo: ¿qué país queremos construir?”

En ese sentido, criticó a quienes promueven el achicamiento del Estado. “Muchos hablan de destruirlo, pero el Estado es el único igualador cuando el trabajo desaparece, cuando las provincias no tienen regalías mineras o petroleras. Hoy, con la recesión y la caída de la changa, que ha bajado un 70%, el Estado tiene que estar más presente que nunca”.

Finalmente, Masso destacó el impacto económico de las políticas alimentarias provinciales, como la tarjeta Alimentar Independencia, que beneficia a más de 109.000 familias con $40.000 mensuales y descuentos del 10% en comercios adheridos. “Son más de $4.200 millones que no solo mejoran la dieta de los beneficiarios, sino que dinamizan las ventas en los comercios de alimentos”, detalló.